domingo, 25 de mayo de 2008

objetivo de China

China, el mayor país y más emergente país de la tierra, es centro de la actualidad informativa desde hace varios meses. La celebración en agosto de los Juegos Olímpicos en Pekín ha avivado, sin duda, el interés informativo por esta inmensa y hermética nación, donde coexisten el progreso económico y la conculcación sistemática e institucional de los derechos humanos.

En la mente de todos están las imágenes de los altercados ocasionados al respecto desde marzo con el paso por distintas ciudades de todo el mundo de la llama olímpica. Especialmente virulentas han sido además en este contexto las reacciones gubernamentales contra el Tíbet. Por otro lado, la pasada semana un tremendo terremoto se abatía sobre una de las regiones del país, dejando miles y miles de muertos, de desaparecidos y de damnificados.

Por su parte, la Iglesia católica lleva años llamando a sus puertas, reclamando con libertad, comunión y normalización. El ejemplo más emblemático lo hallábamos al final de la primavera del año pasado con motivo de la publicación de una extensa carta del Papa Benedicto XVI a los católicos chinos. Esta carta papal fue acogida con signos de esperanza a la par que con muestras de intolerancia. Un año después -mientras se habla intermitentemente un hipotético viaje del Papa a Pekín, que el cardenal Zen descarta todavía ante el riesgo de ser manipulado por el Gobierno chino, tan ávido de mejorar su imagen internacional- todo parece indicar que "algo" se está moviendo en China y en su Iglesia católica, aun cuando persistan tantas razones para la alerta y aun queda tanto camino por recorrer.

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